lunes, 5 de noviembre de 2007

En Hollywood no tienen ni ideas

Pero sí el dinero. Aunque sólo de momento. El tira y afloja entre los creadores de sueños y los que los rentabilizan de forma empresarial no ha llegado a buen puerto. Hoy la fábrica de la imaginación ha parado. 12.000 guionistas adscritos al Writers Guild of América (WGA) han dejado de teclear y han encerrado sus bolígrafos en los cajones. La huelga ya está aquí. La última vez fue en 1988. Duró 22 semanas y costó a los productores más de 500 millones de dólares.




Algunas series, entre ellas la mítica Luz de luna -protagonizada por Bruce Willis y Cybill Shepherd- nunca se recuperaron de haber faltado a su cita con el espectador. The New York Times recordaba esta semana el terrorífico precedente de hace 19 años. David Letterman abrió su programa con el anuncio de que, a falta de guionistas, no tenía ni idea de cómo llenar los siguientes 55 minutos, a no ser que comenzará a afeitarse delante de la cámara. La situación se prolongó por cinco meses y medio.


No sólo afectará al cine. Lo hará de forma más rápida a las series de televisión. Y de manera inmediata a los programas diarios de variedades. Los populares The Tonight Show, The Connan O'Brien Show, The Colbert Report o The Daily Show se emiten cada noche en días laborables. Serán los primeros afectados esta misma noche. No sabemos si sus presentadores sabrán qué decir ante las cámaras.


Series en pleno rodaje de sus nuevas temporadas verán truncado su proceso. Es el caso de Lost, 24 o Law and Order: Criminal Intent. Las hay bien pertrechadas para aguantar, como Los Simpson. Otras, como CSI, ya han tenido que interrumpir sus rodajes. Estamos en plena temporada televisiva, a la espera de los barridos de audiencias del mes de noviembre, en el que los productores y las cadenas observan qué estrenos han funcionado y cuáles no. Mientras tanto, los estudios de cine de Hollywood trabajan contrarreloj para ultimar los guiones de las grandes producciones previstas para 2008, como la secuela de El Código da Vinci o la nueva entrega de James Bond.


La hecatombe puede sobrevenir sobre los productores si no solventan pronto las diferencias. El objeto del conflicto es una renegociación de los derechos de autor adaptada a los nuevos tiempos, en función de las ventas de DVDs y de los beneficios de las emisiones de los formatos televisivos por internet. Nick Counter, presidente de la Alianza de Productores de Cine y Televisión (AMPTP) ha afirmado: “El asunto del DVD es una absoluta barricada para cualquier progreso futuro”. El presidente del área oeste de la WGA ha sido tajante: “Urgimos a los estudios a que vuelvan y negocien de forma justa”. Las posturas siguen encontradas. El espectador paga el pato.


A esta huelga de guionistas podría sucederle el año que viene un conflicto con los actores y los directores. Sus convenios vencen en junio. La situación en España no es mucho mejor, pero existe menos organización entre los escritores. Imagínense lo que les pasaría a algunos si los martes no hubiera El Comisario, los miércoles, Hospital Central, y cada día, Escenas de matrimonio. Algunos se tirarían de los pelos. Otros suspirarían de alivio.

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