- La deuda lastra la capacidad de compra. La economía española creció un 3,8% en el tercer trimestre.
Las familias españolas no tienen un euro. Las tarjetas de crédito echan humo y permiten que el consumo siga creciendo, aunque lejos del ritmo de aumento de los pasados años. Según los datos difundidos hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el consumo de los hogares repuntó un 2,9% entre julio y septiembre, cuatro décimas menos que en el trimestre anterior.
Las neveras están vacías. Las subidas de precios y del euribor perjudican el consumo.
Tradicionalmente, la economía ibérica se ha basado en la inversión en construcción -fundamentalmente vivienda y obra pública- y en la demanda de las familias. Los bajos tipos de interés registrados cuando España entró en el euro en 2001 (del 2%), junto con la etapa previa al boom de los precios inmobiliarios, explicaban el aumento sostenido del consumo. Ahora las tornas han cambiado.
El vicepresidente económico Pedro Solbes, ha manifestado en reiteradas ocasiones que sería adecuado modificar este modelo de crecimiento. Los datos del tercer trimestre confirman el cambio. La demanda interna se desacelera cinco décimas, enfriamiento que alcanza las ocho décimas en el caso de la edificación.
El empleo salva los muebles
Eso sí, el empleo sigue salvando las cuentas públicas. Entre julio y septiembre se crearon 560.000 puestos de trabajo, un 3% más que en el trimestre precedente. Mientras, el crecimiento de la economía se situó en el 3,8%, dos décimas menos que entre abril y junio.
En comparación con los socios comunitarios. Sólo algunas de las ex repúblicas socialistas soviéticas registran mayores crecimientos que España. Los dos estados que popularmente se definen como las "locomotoras europeas" (Francia y Alemania) experimentaron alzas del 2,1% y 2,5%. La media de la Unión Europea es del 2,9%.
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