Zara en México se pronuncia Cuco y Amancio Ortega se llama Enrique Castillo. Castillo, en vez de trabajar el güatiné, diseña con manta -tejido de algodón típico en México- y nunca ha creado batas. Lo suyo eran vestidos de mujer que vendía en un puesto callejero.
Después de 30 años administrando empresas, en 1989 decidió poner un puesto en un tianguis (mercadillo callejero, normalmente semanal). Empezó con ropa que traía de la India, y la mostró en una feria en Taquisquiapan (estado de Querétaro) a la que le invitaron unos amigos. Organizó una pasarela y triunfó. Cuatro años después, diseñaba su propia ropa, con materiales de la India.
El salto llegó al cambiar la materia prima. En Cuernavaca (estado de Morelos) encontró una tienda que vendía ropa de manta y fue su musa. En la misma ciudad puso su primera boutique con 10 mil pesos (612 euros). Hoy tiene ocho tiendas en todo el país, y entre sus distribuidores en el extranjero están Macy's y El Corte Inglés. Sus 10 mil pesos se han convertido en una facturación de 10 millones anuales (612.140 euros) y su negocio familiar emplea a 150 trabajadores, según el diario El Universal. Aparte de España y Estados Unidos, exporta a Arabia Saudita, Australia, Dubai y Malta.
Castillo tiene centro y Sudamérica en el punto de mira y en 2008 desfila en París. Dice que está buscando el apoyo de las autoridades para poder aumentar su producción y su difusión (quizá con ferias internacionales). También busca ayuda de presidiarios. Pretende contratar a presos que podrán destinar su sueldo tanto a sus familias como a mejorar su situación en el penal.
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