lunes, 19 de noviembre de 2007

Son como niños. O peores.


"Por favor, cállense, tomen asiento, vamos a empezar". Manuel Marín, día tras día, llama al orden a los diputados al comienzo de cada pleno. Menos hoy. Y no es que se debatiera alguna ley trascendental, sino que los sillones del hemiciclo estaban ocupados por 191 chavales de entre 9 y 14 años que les han dado una buena lección a sus señorías: han aguantado dos horas de intervenciones sin levantarse del escaño, sin alborotar, respetando los turnos de palabra y atendiendo a los discursos de los diputados. En definitiva, han demostrado que es posible ser educado dentro del hemiciclo.


Los chavales han subido a la tribuna para trasladar sus preocupaciones a los representantes de todos los grupos parlamentarios presentes en el pleno. Lejos de memorias históricas, y estatutos de autonomía, los niños han reclamado que se disminuya el número de alumnos por aula y que éstas estén dotadas de ordenadores. Además, han mostrado su preocupación por temas sociales como la integración de discapacitados e inmigrantes en las escuelas. Otra lección para sus señorías.


Y ahí no ha acabado todo. En la sala de columnas, donde se les ha hecho entrega de unos diplomas, un joven ha utilizado el micrófono de su asiento. "Tú, ¿por qué no te callas?". Carcajada general. Quizás el humor es la tercera lección para los diputados.

1 comentario:

Ineedarcticmonkeysticket dijo...

Qué buena tu pieza del Congreso, si señor!!!