"Hé! Ho!, les extraterrestres!". Éste es, tal y como recoge Le Monde, el grito de un vecino del barrio de Villiers-le-Bel cuando vio ayer noche la llegada de un helicóptero de la policía francesa. Ésta vez los gendarmes no iban a quedarse de brazos cruzados: un fuerte despliegue aplacaría la ira de los vecinos que durante las tres últimas noches han quemado vehículos y atacado a la policía en protesta por la muerte de dos menores del barrio, Larami y Moushim. Los jóvenes de 16 y 15 años chocaron el domingo contra un coche patrulla. La policía asegura que circulaban sin casco y a gran velocidad. Algunos vecinos creen que los gendarmes pudieron provocar el accidente y dejar a los jóvenes malheridos sin atención.
Desde el día del accidente Villiers-le-Bel se convirtió en una batalla campal que revivió los problemas de inmigración de hace dos años.. Ayer, sin embargo, cierta calma regresó a la barriada. Aún así, François Fillon, primer ministro de la República, consideró que la situación se mantenía frágil y envió a las fuerzas de seguridad. El fuerte despliegue policial, con un millar de hombres desplazados al barrio, no fue bien recibido por los vecinos. "Se creen que están en guerra. Provocan a los jóvenes", dijo un vecino. Aún así los disturbios disminuyeron en intensidad y los violentos quemaron cerca de una treintena de vehículos y mobiliario urbano, bastante menos que las dos noches anteriores.
Quizás hasta los mismos jóvenes se hayan cansado. Y es que la realidad de lo ocurrido en Villiers-le-Bel es cruda como las reflexiones de un chaval recogidas en Le post. "Esta noche hay fútbol. Todo el mundo se queda en casa a ver el fútbol. Aquí no hay nada más que eso". El periodista habla con el joven sobre la quema de la biblioteca municipal del barrio la noche del lunes. "Una biblioteca... Eso no sirve para nada, las escuelas tampoco. En última instancia una comisaría...". Así es la vida en Villiers-le-Bel.
No hay comentarios:
Publicar un comentario