miércoles, 14 de noviembre de 2007

Un arzobispo en el banquillo de acusados

Algo así como El nombre de la rosa, pero en versión granadina y de serie B. Hoy ha empezado el juicio contra el arzobispo de Granada, denunciado por el archivero de la catedral, también sacerdote, por injurias, calumnias, acoso moral, lesiones y coacciones. Es el primer arzobispo español que se sienta en el banquillo de los acusados.

El arzobispo de Granada, con cara de acusado

El denunciante tomó la posesión de su cargo en el año 2003: canónigo archivero y conservador de patrimonio en la catedral de Granada. Ya en ese momento era palpable su mala relación con el arzobispo, Francisco Javier Martínez. El enfrentamiento más grave se produjo cuando, un tiempo más tarde, el arzobispo paralizó la edición de un libro sobre la Catedral granadina que coordinaba el querellante, a quien acusó en una carta de quedarse con los derechos de propiedad intelectual de dicha publicación, informa Efe.


Con motivo de esta mala relación, según la querella, el denunciante fue destituido como canónigo, se le retiró la Cátedra en la facultad de Teología y fue suspendido por el arzobispo "ad divinis", lo que implica la prohibición de administrar sacramentos. Los hechos supusieron "una vejación muy grande, mucho daño y mucho dolor", según ha declarado el denunciante. Sobre todo cuando se dio cuenta de que habían cambiado la cerradura de su despacho y cuando tuvo que retirar sus pertenencias "bajo la vigilancia de empleados de la catedral".


Este hecho provocó a la víctima, según su declaración, "un daño personal, sacerdotal y profesional muy grande", viéndose "humillado en su dignidad humana". También declaró haber sufrido "depresiones y otras patologías" a causa del "estrés y las vejaciones". Ha añadido que el acusado le dijo que era un "mal sacerdote" y un "desobediente". El acusado, por su parte, negó los hechos y justificó la destitución del archivero por una "pérdida de confianza".

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