viernes, 23 de noviembre de 2007

Los últimos monos

Si trabajas a jornada completa, tienes las mismas responsabilidades que todos tus compañeros, no cotizas en la seguridad social, cuentas con un flamante título de licenciado y, a pesar de todo, cobras menos de 500 euros, no lo dudes: eres un becario. O sea, que dentro de la escala laboral estás a un nivel por debajo de lo subterráneo.

Según el informe Jóvenes y prácticas en los centros de trabajo, presentado ayer por Comisiones Obreras, unos 200.000 becarios trabajan en España sin derechos laborales. Para combatir este fenómeno, el sindicato inició ayer su campaña ¿Estudias o trabajas?, una iniciativa que pretende que los delegados sindicales controlen en qué condiciones se encuentran los últimos monos de las compañías.

Alrededor 150.000 de estos becarios “disfrutan” de los llamados convenios de cooperación educativa, firmados entre empresas y universidades. En teoría, estas becas están ideadas para que los estudiantes complementen su formación con entrenamiento en el seno de una corporación. En la práctica, los empresarios se ahorran un dinerillo nutriéndose de personas cualificadas que, por alguna u otra razón, siguen vinculadas a la universidad.


En el límite de lo legal

Establecer la ilegalidad de estos casos es siempre complejo, aunque existen dos supuestos claros. La situación de los becarios será irregular siempre que cuenten con un título universitario, circunstancia en la que el empresario está obligado ofrecer un contrato, aunque sea en prácticas.

Si la actividad del becario incide en la productividad de la empresa también puede considerarse que se está incurriendo en una ilegalidad. Sin embargo, según Nuria Rico, secretaria de Juventud de Comisiones, eso es aún más difuso y difícil de determinar, pues casi todo trabajo acaba redundando en un beneficio para el empresario.

En tal caso, si el trabajo está supervisado por un tutor, todo es correcto; si los jefes pasan del becario y encima le encargan marrones de la misma magnitud que los de sus compañeros, no.

La ilegalidad es rotunda en 40.000 de los casos. Esto sucede cuando las empresas ofrecen a becarios puestos para los que debería contratarse a un trabajador. Y por retribuciones que pueden llegar a ser menores a los 200 euros mensuales.

“Internet está plagado de ofertas de éstas”, explica. “Nosotros defendemos las prácticas y la conexión entre la formación teórica y la práctica, pero siempre que sea en condiciones legales”, apunta Rico.

Comisiones obreras, ¿al rescate de los becarios? / EFE


Aunque la empresa privada se abastece de un número notablemente mayor, la administración pública, con 3.000 becarios en sus filas, no se queda atrás. “Una de las grandes sorpresas del estudio ha sido que nos hemos encontrado con este fenómeno en todos los sectores, cuando pensábamos que únicamente era propio de medios de comunicación, banca y despachos de abogados”, afirma la secretaria.

Según el informe de Comisiones Obreras, en algunas empresas el número de becarios puede llegar a alcanzar un cuarto de la plantilla. Sin embargo, suelen estar atados de pies y manos y no cuentan con representación sindical. “Es muy difícil que los becarios se agrupen y canalicen sus peticiones si no es a través de un sindicato de clases”, explica Rico. O acatan las condiciones o no se comen un rosco.

Sólo los jóvenes científicos, vinculados casi únicamente al ámbito universitario, se han organizado logrando algunos avances con el Estatuto del Becario de Investigación. Los demás, de momento, seguirán inmersos en la precariedad.

No hay comentarios: