Los cimientos de la principal industria del entretenimiento se tambalean. Es como si de golpe y plumazo un tornado se llevara todas las ideas. Los guionistas de Hollywood van a la huelga por primera vez en 20 años. Un paro que, de ser duradero, puede dar al traste con el ocio de millones de adictos a los formatos audiovisuales de cine y televisión. Su reclamo, una renegociación de los derechos de autor adaptada a los nuevos tiempos de internet y la telefonía móvil.
Es la típica guerra entre el poderoso y el que le saca las castañas del fuego, entre quien tiene el dinero y el que aporta las ideas. Los productores quieren quedarse con las ganancias por la venta de DVDs de las series de televisión, así como con los beneficios de la emisión de los contenidos audiovisuales en Internet, en los teléfonos móviles y en otros tipos de nuevos soportes tecnológicos.
En la tierra del capitalismo algunos sindicatos funcionan. Es el caso del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA). El presidente del gremio anunció su decisión en una sesión privada que fue aclamada por los presentes. “Hubo un sentimiento de unidad en el salón. No creo que alguien quiera ir a la huelga, pero la gente apoya al comité negociador”, comentó el guionista Dave Garret.
Pero los productores se niegan a soltar un centavo. Muy en su papel, consideran que las demandas de los escritores son “inviables”. Y si Hollywood se queda sin ideas, ¿qué? Pues los analistas también se han pronunciado. Según ellos, cualquier tipo de huelga podría perjudicar severamente la producción de la industria.
Los problemas de los guionistas de Estados Unidos existen también en España, aunque a menor escala porque el mercado es inferior y, por ende, el dinero reclamado también es menor. Según Carlos Montero, guionista, entre otras series, de Al salir de clase, El comisario y Génesis, en la mente del asesino, la unión existente entre los guionistas estadounidenses sería muy difícil que se diese entre los escritores españoles. “En España existe menos espíritu sindical”. Montero asegura que le parece “genial” lo que han hecho en Hollywood ya que así a las productoras les entrará miedo y cederán unos derechos que no les corresponden.
Daniel Castro, otro guionista de cine y televisión, explica lo “injusto” de que la ley no se haya adaptado a los nuevos tiempos. La guerra por los derechos de las ventas de DVDs viene de lejos. Pero, según Castro, el problema ahora radica en internet. Las cadenas de televisión permiten ver los capítulos de sus series a través de su página web. Ese visionado genera publicidad y beneficio para las cadenas. “Y de ese beneficio los guionistas no vemos un duro”.
Además, esta nueva estrategia hace que se reduzcan las audiencias de los capítulos en televisión, ya que los espectadores no se tienen que ceñir a un horario determinado y pueden ver las series en la red a la hora que mejor les convenga. “Los derechos de autor en televisión disminuyen, con el consiguiente perjuicio para nosotros”, comenta Castro, que se lamenta de que en España no haya un “sindicato de verdad”. Lo que más se le podría acercar es la asociación Autores Literarios de Medios Audiovisuales (ALMA), “pero no cumple su función como debiera”.
Los norteamericanos tienen sus defectos y sus virtudes, pero en concepto de industria audiovisual, en determinados aspectos como convenios y espíritu de unión, llevan kilómetros de ventaja con respecto a otros países. Entre ellos, España.
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