martes, 6 de noviembre de 2007

Ellas roncan. Y más.

Roncas. Ella se ha encargado de repetirtelo cada mañana y de darte un codazo de vez en cuando durante el sueño. Tú te sientes culpable. Pero puede que no lo seas. A lo mejor simplemente sucede que te duermes primero y no escuchas sus ronquidos. Sí, ellas roncan. Y más que los hombres. Al menos, eso indica un estudio realizado por los neurofisiólogos Emilio González y María Rueda del hospital Casa de Salud de Valencia.




“Las mujeres duermen peor que los hombres y, contrariamente a lo que se cree, a partir de unas determinadas edades (45 años), roncan igual que ellos o incluso los superan”. Así reza una de las conclusiones de los doctores. Claro que tampoco es como para actúar como hizo este hombre, que le endosó un codazo de no te menees a su esposa porque no le dejaba dormir con sus rugidos. Ni como otro, que se cargó a su compañero de habitación por culpa de sus melódicos carraspeos. No olvidar que la compañera/o del roncador/a pierde entre una y cinco horas de sueño.


Para no molestar, hay que buscar soluciones. Sólo hace falta seguir unas determinadas pautas.

1.Dormir a oscuras, sin televisión, sin radio.
2.No leer antes de dormir novelas de aventuras, ni de misterio, ni, por supuesto, de miedo. La tensión podría alterar las horas de relajación.
3.Cenar ligero. La abundancia retrasa la digestión y el cuerpo se concentra en este proceso en lugar de descansar.
4.No hacer deporte a última hora de la tarde. Demasiada adrenalina.


Descansar mejor o peor depende, en mayor medida, de con quién duerma uno y del volumen de sus resuellos. Pero existen factores de riesgo para dormir mal y, por ende, molestar al de al lado.


1.Los niños tienden a dormir poco, aparte de ser más propensos al sonambulismo.
2.Los ancianos se pasan la noche en vela si no se medican para la ocasión.
3.Las dificultades se agravan en personas mayores si tienen sobrepeso o si son fumadores.
4.Los problemas respiratorios son la principal causa de insomnio, la tan nombrada apnea del sueño.


Y si no, acuérdense de aquella señora de la tele diciendo: “Y lo mejor de todo es que mi marido ha dejado de roncar”. ¡Viva la butterfly pillow! Pues ahora se aplica a los dos sexos.

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