Muy basado en la tradición oral y con un rodaje que no llega en la mayoría de los países a 70 años, el cine de animación en África ofrece una nueva vía de expresión artística para quienes viven en ese continente y un punto de vista diferente para los seguidores de este género cinematográfico en el resto del mundo. Aunque todavía muy pensado para un público infantil, la animación africana empieza a cobrar fuerza también como un mercado capaz de generar empleo, dinero y, por extensión, cambios políticos.
Mohamed Beyoud confía en los festivales para incentivar a un público que abandona rápidamente las salas de cine, especialmente con la difusión de los DVDs piratas
"El cine de animación da a los niños las herramientas artísticas para hacer un buen análisis del cine normal". Ése es uno de los puntos fuertes del cine de animación para Mohamed Beyoud, cineasta y coordinador del FICAM (Festival Internacional de Cine de Animación de Meknés -Marruecos-), quien, sin embargo, espera que la animación africana evolucione hasta convetirse en un cine también para el público adulto; su plazo, diez años, al menos en el caso de Marruecos.
"En África en general no se está dedicando tanto dinero a la animacióno en Europa y los gobiernos no dan apoyos para este cine", argumenta Mohamed tanto como principal problema para desarrollar esta industria, como explicación básica de que predominen los cortos.
Ocupado ahora en colaborar en la organización de Animadrid 07 -donde acude como invitado a la sección "Una ventana al desarrollo", centrada el año pasado en el África negra y en el África mediterránea en esta ocasión-, explica que su propio festival, el FICAM, trata de paliar la falta de apoyo económico a los nuevos directores de animación con un premio de 5000 euros y, sobre todo, mostrando al mundo el trabajo de incipientes creadores.
Los jóvenes que acuden a FICAM se introducen así en un mercado en desarrollo donde muchos publicistas tienen el punto de mira. Además, la apertura televisiva que se vive en Marruecos en particular con la extensión de las parabólicas está dando cabida, según Mohamed, a muchos nuevos canales de la pequeña pantalla que apuestan por series de animación. A publicistas y televisiones se suman también grupos de música como Hoba Hoba Spirit, que apostó por Chouaib Chirrou y Amine Beckoury para crear el videoclip de "Blad Schizophrene".
Aunque todavía se usa básicamente como entretenimiento, la animación podría ser una potente herramienta de denuncia social con trabajos como éste, en el que un enfermo sirve de metáfora para toda una juventud que pretende salir de Marruecos, según explica la organización de Animadrid 07
Precisamente estos dos directores son el ejemplo que pone Mohamed del potencial expresivo del cine de animación a pesar de la falta de recursos: sólo gastaron 500 euros en este vídeo. Con estos presupuestos, es comprensible que Mohamed afirme que para hacer una película de animación necesitas, básicamente, una buena idea.
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