¿Es buen momento para comprar piso, o mejor esperar hasta que sean más asequibles? Ésta es la gran cuestión que acecha a los que buscan casa, pero los promotores no están dispuestos a permitir que el precio baje, ni los constructores tampoco. Los gigantes corporativos han creado un "lobby" para influir en las políticas del ladrillo. Su misión es evitar la caída del negocio y conseguir lo que la ex ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, auguró como el "aterrizaje suave de los precios".
Existen tres factores que desaconsejan la compra de casa en los próximos meses: la incertidumbre sobre la evolución de los tipos de interés -variable vital a la hora de contratar la hipoteca-; los altos precios de los inmuebles; y el nivel de endeudamiento de los hogares. En la actualidad, las familias deben destinar 7,1 años del sueldo íntegro de sus miembros para pagar la vivienda, el doble que en 1996. Aunque los plazos de los créditos son cada vez más largos, los intereses a pagar también. La única forma de vacunarse contra la subida de las hipotecas es apostar por el tipo fijo: el coste es mayor que el del mercado pero siempre se paga lo mismo.
Si estás endeudado hasta las cejas, con un contrato temporal, la cuota mensual del coche y la letra del ordenador portátil, la mejor vía para acceder a la vivienda es el alquiler. Sobre todo a partir del año que viene, cuando podrás desgravar los pagos en la declaración de la Renta. Además, los jóvenes pueden optar a ayudas directas en la mayor parte de las comunidades autónomas, y el Gobierno quiere extender el sistema a todo el terrritorio nacional.
Aunque no todas las casas son iguales. Los pequeños apartamentos -el clásico modelo zulo-, los nuevos pisos que se construyen en la periferia de las ciudades y las fincas ubicadas en la costa ya están sufriendo descensos de precios, según admite el consejero delegado de la inmobiliaria Roan, José Luis Marcos. Sin embargo, en los centros urbanos el encarecimiento es contínuo, porque siempre hay familias adineradas que pueden pagar un piso en las grandes capitales. "Es importante tener esto en cuenta si se quiere evitar sorpresas desagradables a la hora de vender el inmueble tras unos años de uso", explica Marcos.
Pero las empresas que sacan tajada con el ladrillo no quieren ver, ni en sueños, como baja el precio de las casas de forma generalizada. El nombre escogido para el grupo de presión -que engloba a las catorce mayores inmobiliarias españolas- es G-14. Su presidente, Fernando Martín, que dirige también la compañía Martinsa Fadesa, ya ha conseguido un compromiso explícito del Gobierno: sus peticiones serán escuchadas. La construcción es uno de los pilares básicos de la economía española y la nueva ministra de Vivienda, Carme Chacón, lo sabe.
La ministra Chacón, al rescate
El G-14 ha iniciado una campaña con un mensaje claro: los pisos no bajarán, así que si usted está evaluando la posibilidad de comprar una casa hágalo cuanto antes. Según Martín "el precio de la vivienda nueva no se va a reducir y los tipos de interés no subirán", al menos en el corto plazo. El Banco de España, la Asociación Hipotecaria Española, y el propio Gobierno, sostienen que el alto nivel de la deuda de las familias desaconseja comprar si no existe la total seguridad de que se podrán afrontar las cuotas hipotecarias en los próximos años.
Chacón ya ha pedido a los bancos que pongan de su parte y que eviten más accidentes de inmobiliarias. El Gobierno quiere contribuir a un desarrollo fuerte del mercado. Primero, "hay que escuchar al sector y trabajar con él, mano a mano” y, en segundo lugar, "contribuir a generar nueva actividad", explica la ministra.
Y es que no todos los españoles quieren casas más baratas. El 80% de las familias tiene vivienda en propiedad -aunque la mitad la "comparte" con el banco- y una caída del valor afectaría gravemente a su situación financiera. Según el Banco de España, la casa supone cerca de un 60% del patrimonio de los hogares y, si su precio se reduce, los hipotecados perderán garantías para renegociar sus préstamos.
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