No sabemos si a los 390 expertos de la ONU que han elaborado el informe sobre el cambio climático les ha asesorado algún familiar pero el caso es que sus conclusiones no se parecen en nada a las del primo catedrático del líder del PP Mariano Rajoy.
"No se puede decir a la gente que el mundo va a desaparecer y que aquí estamos en una situación de catástrofe ciertamente peligrosa", asegura el jefe de los populares.
Rajoy debe saber algo que el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) ignora porque su Perspectiva del Medio Ambiente Mundial (GEO-4), publicada ayer, llega a conclusiones muy distintas.
Rajoy y su primo saben más que la ONU
El documento es contundente. Empieza alertando de que "amenazas graves como el cambio climático, el índice de extinción de las especies y el reto de alimentar a una población en crecimiento, se encuentran entre las que aún están sin resolver", y va aún más allá asegurando que "todas ellas ponen en peligro a la Humanidad".
El GEO-4 habla de tres crisis, una medioambiental, una de desarrollo y otra energética. En realidad, todos estos problemas forman una sola crisis que consiste "no sólo en el cambio climático, en los índices de extinción de especies y de hambruna, sino también en otro tipo de problemas causados por el aumento de la población humana, del consumo de los ricos y de la desesperación de los pobres", como la disminución de la poblaciónde peces en el mar, la pérdida de tierra fértil, la contaminación de los alimentos o la desaparición de los recursos.
Se trata del último de una serie de informes del PNUMA, en el que se detallan los cambios medioambientales que se han sucedido desde 1987 y se señalan unas pautas de comportamiento que se pueden seguir para que los cambios dejen de ser a peor.
Pero Rajoy erre que erre. Que "ni se puede ni se debe transmitir una visión apocalíptica de la situación del cambio climático".
Puede que apocalípsis no sea la palabra adecuada en este caso pero hay que reconocer que a uno se le encoje el estómago cuando le cuentan que "los cambios actuales en la biodiversidad son los más rápidos que se han visto en la historia del ser humano" y que "las especies se están extinguiendo a un ritmo cien veces mayor que el que se aprecia en los registros de fósiles".
Una de arena
Después del susto, el GEO-4 nos da un par de buenas noticias. La ONU celebra los esfuerzos realizados individual y colectivamente para preservar el mediambiente, que ya han dado su fruto. Un ejemplo es la producción de sustancias químicas que contaminan la atmósfera, que hoy es un 95% menor que hace veinte años.
Otro hito que demuestra los esfuerzos de la comunidad internacional ha sido la ratificación del Protocolo de Kioto por parte de algunos de los países más industrializados del mundo, que se comprometen a reducir las emisiones de gases contaminantes.
Estados Unidos ha sido uno de los países más importantes que han dado la espalda al acuerdo. Mientras tanto, Al Gore no para de recibir premios -que si fueran Oscars ya no le cabrían en la estantería- y explica las conclusiones de su documental Una verdad incómoda, que alerta de los peligros del calentamiento global. Claro que más incómodo debe resultarle al ecologista recordar que el antecesor de Bush, Bill Clinton, tampoco quiso oir hablar del protocolo en los mismos años en los que él era su vicepresidente.
Lo verde está de moda y si no que se lo digan a Sarkozy. El presidente francés aspira a convertirse en el nuevo gurú del medioambiente proponiendo un plan global que contemple una serie de medidas, como penalizar a las empresas que no cumplan Kioto o gravar sus productos con un impuesto especial.
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