jueves, 4 de octubre de 2007

La ciudad fantasma del Pocero


Silencio. Es lo único que, a día de hoy, se percibe en el Residencial Francisco Hernando. Persianas bajadas, avenidas desiertas, operarios desperdigados y ni un solo propietario a la vista. Todo ello 15 días después de la fiesta de inauguración con la que Francisco Hernando, más conocido como el Pocero dio la bienvenida a sus residentes. Una bienvenida que no fue más que eso, una bienvenida formal y ostentosa. Ni rastro de los 900 inquilinos que ya tienen la llave de sus pisos.

Antonio Gómez, un operario escondido bajo una gorra confirma que muy poca gente se ha instalado definitivamente. "Llevo cinco años trabajando con Francisco y nunca he tenido ningún problema con él. A su gente siempre nos trata muy bien", comenta un precavido Antonio.


Ni rastro de gente en las calles de la urbanización del Pocero

A pesar de los carteles de Se Vende o Se Alquila, colgados en los balcones de algunas viviendas, Antonio defiende que la gente irá llegando poco a poco, sobre todo aprovechando el fin de semana.


Uno de los carrteles de pisos en venta. La mayoría son particulares


Mari Ángeles, una joven embarazada y madre de dos niños es la única propietaria visible. "Nos dieron las llaves hace nada, pero dentro del plazo establecido". La joven justifica la ausencia de vecinos por "el día tan perro que ha amanecido", aunque parece querer insinuar algo más al referirse a los rumores de que Ángel Nieto ha comprado un bloque entero. Sin darse cuenta Mari Ángeles explica por qué en los últimos días han aparecido, en los principales portales inmobiliarios online, numerosos anuncios de pisos en venta en la Urbanización Francisco Hernando.

Una ronda de llamadas confirma el negocio en torno a la venta de pisos en Pocerolandia. Mientras Rubén se ve obligado a vender por 220.000 euros un piso de tres dormitorios y 106 metros por motivos personales (rompió con su novia y ahora ninguno de los dos quiere quedarse con el piso), Ángel no tiene reparo alguno en reconocer que su objetivo es hacer negocio. "Compramos el piso (de 2 habitaciones y 75 metros) como inversión y, una vez hemos escriturado, queremos venderlo". Su precio de salida: también 220.000 euros. El mismo precio para dos pisos con 36 metros de diferencia. Y es que la pela es la pela.

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