lunes, 29 de octubre de 2007

¿Presidente de mesa electoral? Mejor que me detengan...

En Argentina la cárcel no es tan mala como la pintan. Así debió pensar el joven cordobés que decidió levantarse ayer temprano para ir a votar en las elecciones presidenciales de la República. Tras llegar al colegio electoral, la falta de funcionarios obligó a las autoridades a nombrarle presidente de la mesa, a lo que él se negó con rotundidad. El chico, enfundado en una camiseta del equipo de fútbol brasileño Flamengo, justificó su decisión por "motivos personales". Cuando intentó irse, los policías presentes le dijeron que debía cumplir con su deber cívico o sería detenido. Curiosamente, escogió la segunda opción.

Ésta fue una de las múltiples anécdotas que salpicaron una jornada electoral sin sorpresas en los resultados.La mujer del ex presidente Nestor Kirchner y senadora, Cristina Fernández, logró el apoyo del 45% de los argentinos, fundamentalmente gracias al voto de los peronistas. En segundo lugar, y muy lejos de la ganadora, la candidata Elisa Carrió, obtuvo el 23% de los sufragios. El gran derrotado fue el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, con un respaldo del 17%.

La jornada transcurrió sin grandes sobresaltos, según confirmaron fuentes de la embajada argentina en España, con la excepción de dos votantes -de 63 y 64 años de edad- que sufrieron sendos infartos justo antes de entrar en el "cuarto oscuro" para ejercer su derecho constitucional. El nerviosismo de los momentos previos a la elección de la papeleta pudo ser la causa de ambos fallecimientos. Además, un policía se desmayó ante el griterío del populacho en la Universidad del Salvador cuando la candidata Carrió salió a saludar a sus fieles.

En el capítulo de irregularidades, un ciudadano intentó votar en dos colegios electorales. Tras descubrirse sus intenciones pasó a disposición judicial. La sorpresa vino cuando el magistrado de La Plata se percató de que el detenido era Fiscal General.

Pero no todo fueron malas noticias. una mujer de 35 años dio a luz poco antes de emitir su voto en la escuela de la zona oeste de Posadas. La chica llegó al colegio y, estando en la cola, comenzaron las contracciones, tras lo cual fue asistida por las autoridades de mesa y los policías que estaban en el lugar. Después de tener su bebe fue trasladada a un hospital. Aunque no sabemos si ha sido niño o niña lo que parece claro es que será un(a) gran demócrata.

Una pareja de novios hizo el combo completo. Contrajeron matrimonio por la mañana temprano y, con sus respectivos atuendos de recién casados, se fueron a votar. Entre las miradas escépticas y aplausos aislados de los presentes, depositaron sus papeletas y se fueron. Pero la palma se la llevó la propia Cristina Kirchner, cuando justo antes de introducir su sufragio en la urna un fotógrafo pasó por detrás y la empujó -suponemos que de forma accidental-. La que es hoy nueva presidenta de Argentina lanzó una mirada fulminante a su "agresor", para después volver a exhibir su sonrisa electoral.






En su primer discurso como jefa del Estado, Cristina Kirchner se mostró confiada en que logrará cerrar la heridas con sus opositores. Es consciente de que, si bien su triunfo fue claro, quedó relativizado por duros traspiés en la Capital Federal, Córdoba, una pobre elección en Santa Fe y una victoria en Buenos Aires con denuncias de robos de papeletas. Los principales problemas que hereda de la Administración de su marido son los altos precios de los productos de primera necesidad, la crisis energética y la falta de inversores del exterior en Argentina. Tal como decía en su anuncio de campaña, el principal objetivo será recuperar la credibilidad ante los organismos internacionales y las empresas foráneas, tras los desplantes del anterior presidente.





Los presos también votan


Es la primera vez que los presos pueden votar en Argentina. "Hace unos días hicimos un simulacro para ver cómo era la cosa, para estar avisados y preparados de cómo se vota", explica Leandro Gómez, de 20 años, recluido en el penal de la ciudad de Ezeiza. Gómez, quien está pendiente de recibir sentencia por robo, tardó en salir de la sala porque tuvo que pensar "mucho" su elección. "Votar es importante porque es una experiencia para el día de mañana y vamos a ver si quien sale ganador hace algo para mejorar el futuro", explicó el joven estudiante de primaria en el centro penitenciario.

Leandro, en prisión preventiva y a la espera una pena de entre dos a cuatro años de prisión, relató que algunos de sus compañeros no pudieron votar porque "sus familias no pudieron traer la documentación, aunque todos estaban muy interesados en los comicios".

De la misma opinión es Maximiliano Flores, de 19 años y votante primerizo, con previsión de una condena de un mínimo de ocho años por dos robos con banda. "En los módulos hay discusiones sobre política, y los que no han podido votar me decían que yo que podía, debía hacerlo", narró Flores. Delincuentes, sí, pero demócratas.

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