Un exceso de ruido en los pisos puede llegar a originar estrés, afecciones cardiovasculares, baja productividad, pérdida de atención, retraso escolar, accidentes laborales y de tráfico, conductas agresivas, dificultades de convivencia, etcétera. Es decir, una lista de secuelas que ni el mismísimo Woody Allen en sus días más hipocondríacos podría llegar a imaginar.
Jorge Tamarit, de la empresa de insonorización Acusfoc, habla sobre el interés de los ciudadanos en aislar sus viviendas. Hasta el momento mucha gente llamaba interesada en la insonorización. Pero se retractaba cuando conocía el océano de reformas en el que debía embarcarse: sacar todos los muebles, deshacer el techo, modificar la iluminación, cerrar los agujeros y volver a pintar. Todo ello con la pérdida de unos 15 centímetros de pared. Con el precio del metro cuadrado, cualquiera sacrifica 15 centímetros...
Entonces, lo más habitual era resignarse a los métodos caseros de aislamiento:
- Tapones para los oidos. Cuatro tapones auriculares de espuma cuestan 1,95 euros. Los que apuestan por la calidad pueden obtener seis tapones de silicona pura por 3,80 euros.
- Las cajas de huevos. Este recurso, además de una dudosa eficacia estética, posee una discutible eficacia insonorizadora, según se aprende en los foros especializados en acústica. En cualquier caso, el precio de la docena de huevos supergrandes XL en la página web de Mercadona es de 1,97 euros.
- Espuma aislante. Hoy día puede conseguirse espuma aislante en oferta a través de una página de Internet. Sonatech ofrece la espuma de botones a partir de 2,99 euros el m2.
- Tiritas nasales. Si tus problemas con el ruido se deben a los ronquidos, puede buscarse la solución en las farmacias. Las tiras nasales, que hasta incluyen vapores balsámicos, pueden encontrarse por 7 euros.
Los servicios de postventa de las inmobiliarias afrontan a diario muchas quejas sobre el ruido. Los compradores están cegados por la necesidad de adquirir una vivienda y no se interesan de antemano por detalles como la acústica, explica Yago Masó, secretario técnico de la Asociación Nacional de Industriales de Materiales Aislantes. Y resulta que la insonorización en el momento de la construcción es mucho más económica que el aislamiento en viviendas antiguas. Este hecho va a suponer un reto para constructores y arquitectos, pues van a tener que adaptarse a esta nueva rutina, argumenta el propio Masó.
¿Y el precio? Resulta todo un reto aventurar en qué medida la nueva normativa supondrá un incremento de los precios de las viviendas. Un incremento de los precios puede chocar frontalmente contra las expectativas de los consumidores, que esperan una caída en el coste de la vivienda.
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