Almudena A. tiene 26 años. Desde hace tiempo no cuida su dieta, por lo que se propuso adelgazar cerca de 20 kilos. Pero son muchos kilos. Así que decidió pedir asesoramiento y, sobre todo, demandar un control férreo para sus hábitos. La solución la encontró en uno de los cerca de 1220 Naturhouse que hay en España. Empezó la dieta hace dos semanas. Nada de hidratos de carbono en los primeros días, nada de alcohol, nada de fritos y un par de viales marca de la casa con la comida y la cena. Precio: 30 euros a la semana. Resultado: pérdida de un kilo.
Almudena tiene motivos para estar contenta. A este ritmo en cinco meses habrá recuperado su figura a cambio de unos 600 euros. Pero hay una serie de problemas. Ella es alérgica al marisco, con riesgo de muerte en caso de ingerirlo, es alérgica al huevo y tiene una úlcera desde hace años. En teoría los centros Naturhouse tienen prohibido atender a personas con cualquier patología. En la práctica esto no ocurre.
Lina V. es la madre de Almudena. Tiene problemas de tiroides a los que puede afectar una dieta, según explica Carmen Ballesta, experta en nutrición del Hospital Clínico Universitario de San Juan. Lina, igual que su hija, sigue el régimen que le han dado en Naturhouse. Es igual que el de Almudena a pesar de que tiene 66 años y tiene que bajar 7 kilos.
El 7% de las tiendas Naturhouse que hay en el mundo son franquicias. Esto impide que la empresa tenga control sobre lo que ocurre en los cerca de 1300 establecimientos que no son propios. La consigna es enviar a cualquier persona con una enfermedad al especialista porque los dietistas que se encargan de asesorar sobre las dietas en las tiendas Naturhouse no son médicos. Las titulaciones que se exigen son diplomatura en dietética, licenciatura en farmacia o biología y formación sanitaria (ATS o similar). Éstas son las personas que se encargan de controlar el régimen e ir adecuándolo a cada caso. En la misma semana que Almudena ha perdido un kilo su madre lo ha engordado siguiendo el mismo régimen hipocalórico.
A pesar de que Almudena y Lina saben que los profesionales que les atienden no son médicos no tienen ninguna intención de dejar Naturhouse. Cada lunes acuden al centro. Allí les pesan y les toman ciertos parámetros antropométricos. A juicio del doctor Algarrada, que es endocrino, estas medidas deberían completarse con una analítica y un historial médico para descartar patologías que puedan interferir en la pérdida de peso. Desde la consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid advierten de la necesidad de acudir al médico incluso para bajar esos kilillos del verano.
Almudena y su hija salen cada lunes de la visita con una bolsa con cajas de viales, cápsulas y productos dietéticos que produce la misma empresa a que pertenece Naturhouse, Kiluva, propiedad del empresario Félix Revuelta, en sus fábricas de España, Polonia o México. De nuevo surge la polémica: en un mismo centro se hace el diagnóstico y se venden los tratamientos, lo que implica que el abanico donde elegir será limitado y no siempre se aconsejará el producto más adecuado. Es como si un médico aceptara regalos de una farmacéutica a cambio de recetar sus productos. Se hace, es cierto, pero cabe dudar de la ética médica de quien lo practica.
Algunos productos de venta en Naturhouse
Los productos, de hecho, son el quid de la cuestión. Son naturales y, tal y como explican desde las tiendas, "sin contraindicaciones". Sin embargo, que el principio activo del producto provenga de las plantas no significa que sea inocuo, tal y como explica Ballesta. Algunas asociaciones, como la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEED), advierten que estos medicamentos deben adquirirse en las farmacias. El dinero que se embolsa Naturhouse proviene de la venta de los productos puesto que la asesoría ditética es gratuita. El hecho de que tanto la fábrica como las tiendas distribuidoras sean de la misma compañía permite abaratar costes y obtener más margen de beneficio. "Somos una empresa, no vivimos del aire. Por eso integramos nuestros productos en las dietas. Pero esto no lo ocultamos", dicen desde Naturhouse.
Almudena paga cada semana unos treinta euros por los productos. A los clientes de Naturhouse les compensa pagar un dinero que se podrían ahorrar acudiendo al endocrino de la seguridad social porque en Naturhouse les controlan semanalmente y, como dice Ballesta, acostumbrada a trabajar con pacientes que están a dieta, "la gente quiere guardianes, quiere que les eches la bronca y que les hagas un seguimiento continuo". En resumen, "ir a lo fácil". Pero la labor de endocrinos y especialistas en nutrición "debería ser educar". Es decir, concienciar al paciente de la necesidad de cambiar sus hábitos porque el motor de su trabajo, asegura Ballesta, es "distinto al del puro negocio de perder peso", lo que, a su juicio, es Naturhouse.
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