martes, 11 de diciembre de 2007

El nieto de un criminal nazi despierta fantasmas en Bariloche

El nieto del criminal nazi Erich Priebke tiene 17 años y vive en la indigencia. Su hogar es un viejo autobús alquilado en la ciudad de Bariloche (Argentina). Después de que su padre, el menor de los hijos del ex oficial de las SS, se declarase insolvente, supuestamente es su abuelo quien debe hacerse cargo de él.

Hoy ha pedido
que le pase una “cuota digna alimenticia” para poder salir de la situación de pobreza en que vive con su madre. Su abuelo de 94 años recibe una pensión de Alemania y fue condenado por genocidio a cadena perpetua en Italia. Priebke cumple la pena bajo arresto domiciliario y entra y sale sin demasiados problemas.

La noticia ha despertado viejos fantasmas en Bariloche
, localidad cercana a la cordillera andina. En esa misma ciudad donde ahora malviven su nieto y su nuera, residió tranquilamente el criminal nazi durante cuarenta años. Allí se convirtió en uno de los vecinos más queridos, hasta el punto de ser protegido por los ciudadanos, quienes lo consideraban un verdadero pilar de la comunidad.


La historia de Erich Priebke (en inglés)


Tras el final de la guerra, la comunidad alemana barilochense continuó viviendo en una especie de IV Reich.
Tal y como relata Carlos Echevarría, hijo de una emigrante alemana, en su documental "Pacto de silencio", Bariloche celebró durante años el cumpleaños de Hitler y en las casas se lucían esvásticas y fotos del Führer. Numerosos ex altos cargos nazis huyeron a Argentina después de la derrota alemana.

Cuando en 1994 la justicia se cernió sobre Priebke, la ciudad cerró los ojos ante la idea de que uno de los ciudadanos más queridos fuera un asesino. La sentencia condenatoria define al ex oficial nazi como un teniente feroz que torturaba a los prisioneros.

Sobre los hombros de Priebke pesa el asesinato de 335 civiles italianos en la llamada Masacre de las Fosas Ardeatinas. Todos ellos fueron fusilados en 1944 como represalia de un atentado de la resistencia italiana contra un camión militar alemán. Priebke nunca se ha arrepentido de su actuación y siempre declaró que obedecía órdenes superiores.

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